Ayer vi a mi abuela, escondida en una nube azul clarito, con los ojos sorprendidos. Así me la imagino, patas pa’rriba, con sus perlas y sus uñas rojas. Perdida.
Una membrana nos separa, podría tener el grosor de un ‘click’ y mírala: tan ancha como el Atlántico.
Ella y yo en el fondo somos iguales, tenemos los mismos colores, nos llevan las mismas razones, las mismas ganas, y además estamos solas.
Cuando vuelvo a tu casa te desvaneces, antes incluso de yo llegar. La noticia tuvo un mes de tardanza, sin aviso y antesito de navidad. Eso me empieza a doler por otros lados. En vez de llorarte hago fila, ventanilla, timbre, firmas, sello y un sobre viajero que por dentro lleva un simple -hasta luego.
2017 Cambio de temporada
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