Se te ponen los cachetes rojos todavía avergonzada, rechazando te a ti misma,
Esa verdad lejana; La aventura ingrata que recorre tus venas (mis venas) la penetración hostil que sufrieron nuestras abuelas, y que las volvieron del colonizador, la nueva tierra.
El reto está en poder mirar hacia adentro -no mejor no, por respeto- así dicen -mejor no escarbes, no te sientas como si fueras parte de esta tierra- separándonos cada vez de nuestra historia fundacional.
Porque, a los mezclados solo nos queda inventar mejores versiones y pretender las, pintarnos las uñas, escuchar punkrock, prender el aire acondicionado, leer artículos en inglés ¡NO!
Es fácil negarse a si misma, siendo una mujer centroamericana, con este eurocentrismo inmundo en que ha crecido nuestro criterio y se formó nuestro juicio. ¿quién quiere aquí reflejarse en el río? ¿reconocerse como un palo de mango? ¿como un colibrí?.. no pierdas el tiempo midiendo tu blancura, tu dinero, tu rubiéz, nada de eso importa, se rompió hace ya, mucho tiempo.
Ahora vamos todas, flotando juntas en las comodidades de la desinformación. Escapando entre las grietas del olvido. ¿de dónde venimos?
soy china, negra, indígena,
soy roja, alien, clandestina,
pirata, mujer.
-y a esta raza mixta y vieja, cholas de jeans y camiseta, que se bailan lo que sea y se toman lo que sea: ojalá que me agarre la noche entre ellas, sonando cumbia, con los hombros flojos y los pies pegaditos a la tierra.
Panamá
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